En esta semana que termina he leído tantas cosas con respecto a estos 30 años que han pasado con el nombre del SIDA y el VIH en nuestras vidas, en nuestras culturas.
Con tantas vidas que se han ido a causa de este virus que un día llego invadiendo como una tempestad, arrancándole la vida a millones de personas sin permiso y en la desolación más profunda ya que trajo consigo miedo, desconocimiento, discriminación, rechazo hasta de los seres que se pensaban mas cercanos y queridos, pero que en medio del temor al contagio se apartaban de la persona que tuviera la desdicha de ser invadida por tan terrible virus.
Han pasado 30 años y se oye tan lejano, yo solo tenía 12 años por aquellos tiempos y no recuerdo haber oído del tema hasta muchos años después cuando ya estaba en la universidad, por ese entonces ni siquiera era activa sexualmente.
En mi experiencia muy particular y personal el vih a formado parte de estos últimos 14 años en los cuales he conocido de cerca la SOLIDARIDAD y la AMISTAD VERDADERA, el vih ha sido una forma de acercarme a muchos para ayudarles y aportarles esperanzas, si en algún momento me embarga la melancolía no tiene nombre de discriminación, porque a Dios gracias nunca la he sentido, el llanto y el miedo eran a deteriorarme físicamente, pero los años han pasado a nuestro favor ya que los médicos y científicos se han unido y los Antirretrovirales hoy forman parte de una mejor calidad de vida para mí; se han dicho y escrito muchas cosas al respecto, como que es un gran negocio para la industria farmacéutica mantenernos con estos caros medicamentos que traen consigo efectos segundarios; es un tema polémico, que tiene mucho para comentar y opinar, pero hablo desde mi propia vivencia, desde mi día a día, y hoy tengo unos CD4 en 600 y una carga viral indetectable. Así que agradezco la existencia de los ARV.
¿El vih me hizo distinta?, quizás sí, quizás no, depende más de los ojos que me miren y por la ventana que me vean; si marco un antes y un después en mi vida, pero que me ha hecho mejor, más fuerte, mas consiente, más tolerante, más segura y sincera, pero sobre todas las cosas me ha permitido vivir día a día el milagro de la vida, de la fe, del amor de Dios Padre bueno que me permite vivir sonriente y feliz a pesar de las adversidades segura de que la misión de vida la estoy cumpliendo, segura de que todo tiene una razón de ser y de que todo vale la pena, en medio de la desolación más profunda y de la oscuridad más intensa siempre, siempre hay una luz en medio de esto, siempre hay una esperanza y una puerta que abrir, un destino que descubrir, una vida que reinventarse.
He reído mucho y he llorado mas, soy intensa en el sentir y profunda en la vivencia, agradecida por cada experiencia, por todo lo que me rodea y por el guion que Dios me dio a interpretar, hoy regalo mi historia, muestro mi cara y más aun la esencia de mi vida, vivo con dignidad y amor mi condición de salud y mi deseo más profundo es que ya no exista el miedo y la discriminación para todos y todas aquellas personas que tienen un diagnostico vih; un día me atreví a sugerir que dar la cara era la mejor manera de acabar con el estigma, pero una mujer me replico diciéndome, “no todas tenemos la misma suerte, yo se lo confesé a mi hermana, y ella se levanta de la mesa cuando yo me siento a comer” sus palabras me dejaron muda y un cumulo de sentimientos aprisiono mi garganta, así que cada uno sabe cuál es la mejor manera de vivir y asumir el diagnostico.
Yo subo mi mirada al cielo y extiendo mis abrazos, eso me hace sentir plenamente libre y desde el amor hablo de mi experiencia y es amor lo que he recibido.
Esperando que el viento sople a favor de la ciencia y de calidad de vida para todos, han pasado 30 años y la historia continuara cambiando, son mucho, no son nada, pueden ser todo, solo quizás…
Amándoles siempre Anyhec.
Barinas 5 de junio de 2011.